Subo a la universidad como siempre, pero con una cola anormal por ser día de lluvia. Fue ese tipo de día en que deseas llegar, ver clases, presentar el exámen y volver directo a la cama. Pero hubo algo que cambió totalmente la dirección de mi estado de ánimo.
En plena cota mil, una de las arterias viales más importantes de la capital venezolana, comienzo a escuchar muchos carros tocando corneta y manejando a muy baja velocidad. Todos miraban hacia su derecha, al inicio del imponente cerro el Ávila. Y justo después se acababa la cola.
Me imaginé que una vez más la curiosidad criolla era la causante de la cola, algún accidente que las personas no quieren perderse de ver, para contar luego de llegar a su destino. Pero casi en el lugar del "evento", quedé con la boca abierta al observar el origen de todo.
¿Qué era? San Nicolás con su bolsa de regalos saludando a todos los carros.
Increíble pero cierto, me contaron que essta inciatiba es realizada todos los años, pero era primera vez que yo lo apreciaba. Son las cosas que adoro de mí país, la creatividad de hacer algo distinto, de dejar huella y buscarle a todo la vuelta para crear una sonrisa, una chispa de alegría a la persona que tienes al lado.
Si yo, una muchacha de 19 años, se emocionó de una manera anormal por ver ese pequeño detalle, no quiero ni imaginar a los niños que tuvieron la oportunidad de ver a ese mágico ser que ilumina sus navidades.
Esta es la Venezuela que yo quiero ¿Me ayudas Publicar entradaa Construirla?
Foto de www.unionradio.com
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