jueves, 11 de diciembre de 2008

Pasar de las declaraciones a los hechos - Esclavitud

El 10 de diciembre de 1948, luego de intensos años de guerras, injusticias y sufrimiento, se realizó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Esta recoge las condiciones mínimas que debe tener toda persona, desde la libertad, igualdad, no discriminación, derechos de carácter personal, derechos en relación a la comunidad, pensamiento, religión, libertades políticas y sociales, entre otros.

Fueron creados ante todo, para reforzar que el hombre es un ser con unidad de cuerpo y alma, racional, libre, social, con las mismas características esenciales y definitorias de cualquier otro individuo, con la misma dignidad. Aunque esto sea lo básico de nuestra naturaleza, muchas veces se tienden a olvidar u omitir, cayendo en actos inhumanos como es la esclavitud.

El artículo número cuatro de los Derechos Humanos trata de este hecho explicando que, “Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre; la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas. Pero para entender realmente su significado debemos comenzar por definir ¿Qué es la esclavitud? ¿Ocurrió sólo en tiempos de la colonia o estamos viviendo una esclavitud contemporánea?

Según la Real Academia Española un esclavo es quien está “sometido rigurosa o fuertemente a un deber, pasión, afecto, vicio, etc., que priva la libertad”. Aquí la frase clave es “priva la libertad”. Si todo ser humano es libre, es decir, tenemos la voluntad para querer el bien, la capacidad para autoperfeccionarnos ¿Por qué algo o alguien deben limitárnosla?

La servidumbre forzada, lamentablemente, es algo que tiene siglos entre nosotros. Los galeros encadenados en los barcos, los negros en América como fuerza de trabajo o incluso en el antiguo Egipto se utilizaban a los esclavos en las más fuertes tareas. Se creía que eran un raza inferior a la de los “dueños o amos” por lo tanto no merecían un trato con respeto ni consideración. Eran un objeto más.

Los derechos humanos, no son una serie de normas que surgen de la voluntad del hombre, de un consenso, como es el derecho positivo. Se trata de reconocer la ley natural, normas esenciales que son conocidas por el razonamiento humano, llamado derecho natural. Por lo tanto no se debe caer en el relativismo y decir que no es absoluto, que la esclavitud como mal es una simple percepción humana. La verdad existe y viene dada por la naturaleza, nosotros solo debemos reconocerla.

Ese es uno de los grandes problemas que estamos enfrentando actualmente, al no reconocer los derechos humanos como algo absoluto no le damos la importancia que merece. La esclavitud, como muchos otros derechos humanos, luego de 60 años desde su declaración, lamentablemente no es respetada, por lo que hace muy difícil cumplir los objetivos que se planteó la Organización de las Naciones Unidas con ello.

He llegado a escuchar que “la esclavitud no desaparece, se transforma” y lamentablemente es una frase que en la actualidad se está comprobando mediante la trata de personas, es decir, el trabajo infantil (en el área minera, agrícola, construcción, etc), niños en conflictos armados (en Afganistán, Sri Lanka, Darfur, la República democrática del Congo), explotación sexual (uno de los más rentables negocios del mundo), entre otros.

Esta nueva realidad está allí entre nosotros. El problema es que vivimos en un mundo tan acelerado que no nos permite conocer completamente nuestro entorno. No nos tomamos un momento para mirar más allá, reflexionar y así conocer la nueva esclavitud. Anexándole también que muchas personas no están dispuestas a enfrentarla porque no les ha afectado todavía.

Un ejemplo importante es el de Marita Verón, joven de 23 años que fue secuestrada en 2002, según se cree, para explotación sexual y su madre, Susana Trimarco, comenzó una búsqueda incansable, descubriendo redes de esclavitud a nivel mundial, liberando más 100 mujeres. Esta señora mexicana entendió la realidad debido a un golpe fuerte. Creo que no es necesario llegar a los extremos para poder actuar.

Al hablar de Venezuela no se escapa de esta situación. Con la declaración de independencia y fundación de la República, no estaba erradicada la esclavitud. El 23 de marzo 1854, el congreso realizó la “Ley declarando abolida para siempre la esclavitud en Venezuela”, acabando con una opresión de más de tres siglos en el país.

Pero vivimos ahora un sometimiento muy distinto. Entre las muchas versionas que existe, hay una que es más palpable, la recluta. Muchos hombres y niños están siendo reclutados en las zonas fronterizas, ya sea para las Fuerzas Armadas Republicanas de Colombia (FARC) o para la Fuerzas de Liberación Bolivarianas (FLB) según publicaciones de periódicos realizadas en el último año.

Además hay que incluir el servicio militar obligatorio que existe en el país, que a veces no es tomado en consideración, pero muchas personas se han visto obligadas a participar en él. Anexando también la pobreza existente que crea la necesidad de obtener medios para subsistir a todo costo, como la prostitución, que luego se descubre como una red de negocios bastante estable.

La venta de niños para “exportación” también se encuentra, ahora impulsado por el nuevo avance tecnológico, el internet. Y otro aspecto que no se puede olvidar es la explotación laboral, que afecta muchas veces a la clase obrera.

Luego de milenios de existencia, sigue siendo un reto para el hombre garantizar todos los derechos fundamentales, encontrar el equilibrio necesario para vivir dignamente. Pero eso no quiere decir que sea imposible. Siempre estamos un paso adelante y con campañas de información y prevención podremos preparar mejor a las personas para discernir entre lo bueno y lo malo, para que exijan lo que cada hombre tiene por naturaleza. Debemos aprender a pasar de las declaraciones a los hechos.

Video de la campaña de los Derechos Humanos




Nota. Algo que encontré por ahí que es TOTALMENTE cierto:

SIN CLIENTES NO HAY PROSTITUCIÓN INFALTIL

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