domingo, 15 de noviembre de 2009

Shattered Glass - La responsabilidad del Periodista

La película “El Fabulador” debe ser incluida como materia fija en el pensum para cualquier comunicador social. Luego de verla podemos entender el verdadero valor y responsabilidad que implica el manejo de fuentes, la investigación y sobre todo la ética que debe tener el periodista al momento de escribir.

Es necesario que entendamos que al redactar vamos a compartir con alguien más ese escrito, por lo tanto su contenido debe ser tratado con la mayor seriedad posible, aún más si hablamos de una revista, periódico, radio, televisión o internet, pues la información va dirigida a una gran cantidad de personas y que además influye de manera determinante el día a día del lector.

Realmente lo que estamos observando en esta película, es la lucha que existe, aún actualmente, entre los dos grandes objetivos de la noticia, vender o informar. Realmente, cuando se comenzó a utilizar al pregonero en la plaza pública se hacía para informar a la comunidad sobre los últimos acontecimientos del pueblo. Ese fue el motivo del nacimiento del periódico.

Poco a poco ha ido evolucionando, hasta que lamentablemente tenemos una gran controversia desde unas décadas hasta el presente ¿Qué tanto sabor o amarillismo le tenemos que poner a la noticia para poder venderla? ¿Es realmente necesario cambiar los acontecimientos o inventarlos para alcanzar la fama?

Ese es el verdadero planteamiento que se nos muestra con la película. Vemos a Shattered Glass, un joven soñador que desea triunfar en la vida y demostrarles a sus padres cuánto vale. Y llega encontrar el secreto para poder resaltar entre los demás periodistas, como él mismo explica:

“Tienes que saber para quien escribes y tienes que saber en lo que eres bueno. Yo grabo lo que la gente hace, descubro lo que los conmueve, lo que los asusta y escribo eso”.

También en la película es de vital importancia el trato que recibe por parte de los editores. Tenemos al primero, Mike, por su experiencia sabe que hay algo raro en los reportajes de Glass, pero simplemente tiene una “vista gorda”. No le da la relevancia que tiene.

Esto es fundamental, porque así el joven sigue realizando este tipo de notas informativas, ya que no recibe ninguna reprimenda, o no hay nadie que lo guie por el buen camino. Pues al final es joven y errar es de humano. Mientras que realmente lo que recibe son premios, halagos y felicitaciones por su buena investigación y redacción de los hechos.

Ahora si analizamos a Chuck, el nuevo editor, vemos que es la persona que hacía falta para colocar todo en su sitio. A pesar de que las personas estaban en su contra, le decían que iba a romper el sueño del “niño”, que lo estaba hiriendo y que un error lo comete cualquiera, pudo dejar todo esto a un lado para hacer valer la verdad, abrirle los ojos a todos para que entiendan que cuando algo está mal está mal, no hay nada que ocultar o hacer.

Una situación muy parecida vemos con los compañeros de trabajo. Una de las reacciones más impresionantes a mí parecer, fue la de la redactora más nueva, la cual comenzaba a escribir “para entretener”, pues así hacía Glass y todos lo querían, tenía fama. Incluso cuando se le pregunta si desea informar o que sea reconocido su nombre, apunta hacia la popularidad.

Ese mal ejemplo que estaba dando Shattered ya afectaba su entorno. Fue algo bien lamentable observar a esta muchacha dejándose engatusar por el amarillismo y que olvidara cuál es su verdadero objetivo como periodista.

Además, si analizamos por un momento los elementos de la opinión pública podremos ver la gran relevancia que tiene un artículo inventado de cualquier periodista. Actualmente estamos viviendo en una sociedad mediatizada, todos estamos recibiendo y dando información a cada momento. Pero generalmente la que prevalece es la que tiene espectáculo, la que más vende.
Podemos llegar a pensar que esta película está orientada solamente para comunicadores sociales, pero estaríamos cometiendo un gran error. Cada persona forma parte de los medios actuales, es parte del espacio público, donde la información y la mediatización es lo más importante. Servimos de vehículo para la opinión pública.

Estos medios, junto con los líderes de opinión (Gatekeeper), son fundamentales para establecer el espacio público, los temas que estarán de boca en boca, influirán en la manera de pensar e incluso actuar de toda la sociedad. Y si basamos todo en mentiras o especulaciones no existirá veracidad en nuestro entorno.

Sería una total desinformación, pues si no mostramos la realidad como es, con hechos verídicos, fuentes reales e incluso imágenes o videos que nos respalden, simplemente estamos dejando al público peor que sin saber lo que estaba ocurriendo. Estamos desinformando.

Así como explica Ryszard Kapuscinski, estamos viviendo como en un mundo digital, los medios nos dan esa impresión, pero la realidad no es virtual. La verdad está allá afuera, está a nuestro alrededor, sólo tenemos que saber cómo encontrarla, no dejarla pasar.

El periodista y el público deben ser capaces de funcionar en conjunto. Los lectores tienen que evaluar cada vez más lo que leen, realizando un análisis a cada cosa, no tomando como cierto todo lo escrito, si no interrogándolo, poniéndolo a prueba. Aun más cuando sabemos que se está reemplazando lo interesante por lo verdadero.

Pero dentro de toda esta historia ¿Dónde dejamos la importancia de la verdad? ¿Por qué es tan fundamental que las personas sepan la realidad? Simplemente por una razón, sólo a través de ella podremos llegar a la liberta plena, podremos desarrollarnos como personas íntegras.

Si estamos conscientes de la verdad que nos rodea, de lo que nos acontece, seremos más libres de actuar. Tendremos todo ese conocimiento necesario para tomar las decisiones correctas y así realizarnos como personas.

Ese es el verdadero objetivo del comunicador social, poder brindarle a los ciudadanos el poder de la información, darle todas las herramientas necesarias para poder luchar día tras días por su libertad, su autodeterminación y su plenitud. Sólo así podremos decir que somos unos verdaderos periodistas, porque al final:

“Pagan poco, el horario el horario es brutal, pero lo que escribes el leído por gente con poder. Presidentes, legisladores… Tu trabajo puede influir políticamente. Y ese es un privilegio extraordinario y una enorme responsabilidad.”

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