domingo, 25 de enero de 2009

La Caracas que siempre merecimos

Alejandra Szeplaki es una cineasta venezolana que ha realizado alrededor de 35 documentales y 3 cortos de ficción, mostrando sus temas predilectos como lo son la ciudad, la mujer e identidad nacional. Dueña de un talento y una intuición que la han hecho ganadora de 20 premios nacionales e internacionales.

Entre una de sus producciones tenemos Leo Matiz en Caracas. Matiz, fue un fotógrafo colombiano que vivió en Caracas entre los años 1952 hasta 1962. Realizando trabajos por encargo, pudo captar toda la vida, tradiciones y expresiones de esa década.

A Szeplaki le ofrecieron, a través de la Fundación de Cultura Urbana, la oportunidad de mostrar una faceta distinta de Caracas a través de las fotos de este colombiano. Luego de aceptado el reto pasaron nueve meses para poder deleitarse con el resultado final.

Tuvo que elegir entre cinco mil fotos con las más variadas temáticas, por lo que se vio en la necesidad que crear diversos criterios de selección. Primero, sólo podían ser de la ciudad de Caracas, los discursos principales de la obra serían la arquitectura y la ideología de la época. Y por supuesto, las fotos de mayor calidad eran también seleccionadas. El resultado fueron setecientas fotos.

Todo esto nos lleva a la segunda etapa. Se crearon temas internos para una mejor organización. En esta parte su “intuición como documentalista” como ella misma lo denomina, fue un factor imprescindible. Entre esos apartados tenemos la lucha libre, el hipódromo, las enfermeras, Miss Venezuela, los niños y las mujeres, entre otros.

Además fue fundamental el proceso de investigación. Obtuvo el apoyo de muchos historiadores que se reunieron con la cineasta para profundizar realmente sobre lo que observaba en cada fotografía. Pues no sólo vemos rostros importantes, si no personas del día a día que de igual manera son parte fundamentales de la historia venezolana.

Otro aspecto determinante fue la música. “No puede ser que las únicas canciones de la época sean de la Billo’s” expone Alejandra. Por lo que buscó canciones venezolanas cantadas por venezolanos. Por ejemplo, utilizó Amapola pero cantada muy levemente, así como recordaba que la tarareaba su abuela mientras cocinada. O la famosa María Moñito que fue interpretada por la Coral Infantil de Valencia. Todo buscando reforzar sentimientos, pues “Esas canciones las llevamos los caraqueños en algún lado”.

Pero luego de tantos esfuerzos podemos observar como resultado una pieza subjetiva con una gran carga emotiva. Al principio se pensará que es un documental clásico donde veremos fotos pasar una detrás de otra sin un sentido lógico o algo que llame la atención. Pero el ritmo que logró crear Szeplaki capta al espectador en todo momento.

Nos presenta a una Caracas muy distinta a la actual. Una ciudad llena de esperanza. Con expectativas a un futuro magnífico, sin límites. Nadie al ver esas fotos pensaría que en la actualidad somos la continuación de esa historia. Concuerdo totalmente con el novelista Federico Vegas “Caracas tiene su mejor futuro en su pasado”. Aunque a su vez es algo lamentable.
La arquitectura tenía una planificación, una organización. No se construía por necesidad como hoy en día. Nos exponen una ciudad que está comenzando a ser ciudad.

Además se evidencia un quiebre muy importante de la historia de Venezuela. Empezamos en la Dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Vemos la grandeza de sus construcciones, las Torres del Silencio y la Plaza Altamira como una de las más novedosas construcciones a nivel latinoamericano. A pesar de las fuertes represiones a nivel ideológico, es innegable la evolución del país.

Pasamos después por la ruptura de la represión hacia la democracia. Luego de derrocamiento del dictador llega la fiesta con Rómulo Betancourt. Una época de gozo, de alegría y de celebración, pero también donde se pierde el brillo de esperanza del país. La organización se olvida, el caos poco a poco se apodera de las calles. Se vislumbra el modernismo en Venezuela.

¿Acaso teníamos una mejor calidad de vida en la dictadura? ¿Libertad de pensamientos y de ideales es igual a desorden y caos? Todo está basado en equilibrio y este caso no es una excepción.

Por último vemos a una urbe enfocada en lo público. A lo que es realmente la ciudad, lo urbano. Disfrutar de sus calles, de sus plazas, de su gente. “Hemos perdido ese sentimiento colectivo, de ser caraqueño, el sentido de pertenencia.” Explica Alejandra. Al ver esa producción observamos a una Caracas lejana, ajena.

Pero realmente “como caraqueños debemos tomar una serie de acciones para construir la ciudad. No es solamente arquitectura, nosotros mismos la hacemos”. Sólo cuando recobremos esa voluntad de crear lo urbano, esa responsabilidad hacia lo que es nuestro, llegaremos a tener la Caracas que siempre merecimos.

1 comentario:

alejandra szeplaki dijo...

gracias por escribir!!

http://www.aporrea.org/educacion/n127350.html

este es el link de otro de mis documentales.

como leiste en mi blog hacer cine es un trabajo lleno de sacrificios, horas de esfuerzo, al final solo lo hago para compartir con los demas lo que siento, asi q mil gracias por compartir conmigo.
besos